El color es un vehículo estético y, a la par, espiritual.
Con cada registro de cada color conectas con un aspecto interior y, paralelamente, configuras un vehículo para recrear el lenguaje del Universo.
Utilizo los diferentes mecanismos que el lenguaje del color ofrece: las gamas, la conjugación de los tonos (el verbo del color), los equilibrios cromáticos, las gradaciones, los contrastes… para la obtención de atmósferas diversas que, barajando esas infinitas posibilidades, se puedan conseguir.